ARKANSAS, Estados Unidos. Derrick Estell hablaba por teléfono en la prisión cuando vio que había una ventana abierta por la que podía darse a la fuga. Sin titubear, soltó el tubo, corrió y saltó por la abertura, y huyó a toda velocidad. Subió a un auto estacionado y no lo pudieron atrapar. Encontraron el auto abandonado horas después.
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